miércoles, 6 de noviembre de 2013

Vecino




Se recostó, agotada, luego de leerle a su hija por vigésimo quinta vez el cuento de "Las habichuelas mágicas".  Dejó el libro sobre la mesita de luz, ya no le quedaban fuerzas para retornarlo a la biblioteca.  Entredormida sintió algunos ruidos, no logró despertar del todo.  Debió hacerlo, tal vez hubiera logrado impedir que el vaso con agua se derramara sobre el libro cuando ella, de manera involuntaria, lo golpeó. Ahora ya es tarde, toda su casa se encuentra a varios miles de metros sobre la tierra y tiene de vecino a un gigante.  Flor está a punto de despertarse... se coloca las pantuflas apurada, se quedó sin azúcar, tendrá el vecino...?.



8 comentarios:

  1. Me encanta que juegues con la imaginación! Muy bueno! Es genial verte crecer y subir, subir y subir y animarte a más. Se nota y los lectores, agradecidos. Besos miles! P/D: Si el vecino no tiene azúcar, pasá por casa, vale? ;-)

    ResponderBorrar
  2. Le he golpeado la puerta varias veces y no me responde, imagino que dado mi tamaño en comparación con la entrada del esfuerzo no vale la pena, sería como que un mosquito me cantara una nana a una cuadra de distancia... Mejor paso por tu casa! Gracias preciosa, un amor, como siempre.

    ResponderBorrar
  3. Qué original! Me hizo elevarme, elevarme... y luego bajar a buscar azúcar. Qué imaginación! Felicitaciones Marina. Encantador.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Julie. Es un honor para mí que pases por mi blog.

      Borrar
  4. Coincido con Bee: Pedile azucar a ella... (chistín), la coincidencia tiene que ver con ese otro crecimiento que también da gusto ver y disfrutar... Abrazo

    ResponderBorrar
  5. Encantador este relato. Me gusto mucho. Te dejo un abrazo.

    ResponderBorrar

Gracias por dejar tu comentario!